jueves, 16 de septiembre de 2010

Negranieves

Había una vez un castillo abandonado que quedaba en un bosque espinoso y oscuro que de solo verlo daba miedo. En él vivía una niña llamada Negranieves cuya única compañía era una lora llamada Catita.
La niña Morena estaba perdida hacía ya mucho tiempo. Su único deseo era encontrar a sus papás.
Un día decidió salir a caminar para buscar a sus padres. Llegó la noche y Negranieves se quedó dormida debajo de un árbol. De pronto, Catita comenzó a gritar:
-¡Negranieves! ¡Negranieves!
Como la niña estaba profundamente dormida no la escuchaba. Fue en ese momento que apareció Facundo, el tigre. Cuando Negranieves se dio cuenta de que algo le respiaba en la cara despertó, se levantó y echó a correr deseperadamente mientras gritaba:
-¡Catita! ¡Catita! ¡Abrí la puerta!
Catita abrió y cerró la puerta para que Facundo, el tigre, no pudiera entrar.
A la mañana siguiente Negranieves tuvo una gran sorpresa. ¿Saben qué era? Una sorpresa muy grande para ella. Aparecieron sus papás como si nada. Ese día era el día más lindo de toda su vida. Charlaron mucho. Sus padres le explicaron por qué la habían dejado en ese castillo sola con su Catita y ella comprendió todo.
Negranieves se había amigado ya por ese tiempo con el tigre Facundo. Catita no se llevaba muy bien con el tigre pero por fin vivieron felices para siempre.

por Rocío Mansilla y Aldana Zolorza